El 5 de marzo del 2013 divulgaron
la muerte del presidente Chávez, quien para entonces tenía 14 años en el
púlpito más elevado de nuestra Venezuela. Sin duda, una noticia que conmocionó
al país entero ya que para la fecha de su ausencia aún los que ya pensaban que
había fallecido, les golpeó el desconcierto de escuchar que el asunto ya no era
un rumor sino una realidad y para los que siempre creyeron -tal como lo
describían los copartícipes de su revolución- que nuestro presidente estaba
jugando bolas criollas y bailando joropo, absolutamente incólume al tratamiento
post operatorio, la noticia les enajenó los sentidos de quebranto y nostalgia,
como normalmente ocurre cuando fallece un ser muy cercano.
Sin ningún desconocimiento puedo
expresar que podemos sentir una profunda tristeza por la partida de un ser
querido. La pesadumbre llega hasta alterarnos los nervios y podemos dejarnos
dominar por el llanto y la depresión en cualquier momento, mientras rogamos en
silencio que la etapa de la “Aceptación” llegue rápidamente. Pero en estos
días, dubitativo en una enorme cola, mientras descendía lenta pero bruscamente
en un enorme hueco, un niño me tocaba la ventana para pedirme dinero, observaba
un autobusero TRAGARSE sin piedad la luz del semáforo y a su vez –por supuesto-
podía apreciar el sucinto acto de malabarismo que presentan los púberes de hoy
en día en las esquinas de los semáforos, exponiendo el arte como pretexto;
mientras todo eso sucedía volteé hacía arriba y observé una pancarta del finado
presidente Chávez que quedó pendiente por desmontar luego de sus últimas
elecciones y medité un momento sobre el asunto… ¿Qué carajos hace esa pancarta
ahí cuando ya han pasado meses de las elecciones? Incluso ganó Chávez; de paso
ya murió Chávez y para colmo el presidente ya es Maduro!! ¿No se supone que esa
valla ya la debieron haber desmontado? No podía creerlo. Avancé un poco más y un
señor intenta venderme un mamones, intento fallido. No tenía aire acondicionado
y la paciencia la estaba sosteniendo con una cuerda muy delgada. Miro hacia
adelante y veo los carros intentando irrespetar el semáforo y al cabo de unos
minutos sucede lo inevitable, se congestionó la esquina hasta el punto que
nadie quería darle paso al otro, se gritan, se agreden, se amenazaban con los
vehículos, el malabarista tuvo que abandonar su acto para convertirse ahora en
el espectador del show. Todo un dedicado espectáculo del tercer mundo elaborado
paso a paso por cada uno de nosotros, con los recursos, la cultura y la
educación de cada quien, sobre un escenario impuesto por los dirigentes que elegimos nosotros. Jaja,
cómico el asunto, un día normal en mi ciudad, trato de tomarme el asunto con
calma. Me fumo un cigarro, subo el volumen de la música, y vuelvo a ver la
propaganda de Chávez, la veo… la veo y la vuelvo a ver. Ya había superado que
no la habían desmontado pero ahora que la vi de nuevo, analicé mi reacción
anterior y me di cuenta de que mi impulsiva queja no se debía porque no desmontaron la propaganda. Yo me estaba quejando desde mis adentros, porque a
pesar de que el país no ha tenido las pujantes mejorías que Hugo Chávez
prometió en el 99´, que a pesar de que el presidente había dicho que se
quitaría el nombre si habían niños en la calle, que a pesar de que vivimos en
un país petrolero con un ingreso fijo multimillonario desde hace décadas y por
muchas décadas más, aún tenemos huecos en las avenidas, problemas de salud,
inseguridad, corrupción, hampa común y organizada, hospitales deplorables,
escuelas decadentes, falta de vialidad para los barrios, pésimos salarios en
general, la escasez hace competencia con el hambre y la inflación es algo que
tiene vida propia. En fin, luego de pensar tantas cosas y ver un rato la
propaganda jamás desmontada de Chávez, mi pregunta final fue
¿Qué tiene que hacer un presidente con su país para que lo lloren como
si hubiera fallecido un hijo mismo?
Después de ver a tu alrededor soberano
desastre causal de un vórtice de caos comparable únicamente con lo que la
poderosa Biblia llama el Armagedón, como el que estábamos compartiendo nosotros
como hermanos tercermundistas, créanme! Responderme eso ameritó reflexión,
trabajo intelectual y multineurónico.
Primero debemos saborear un tema,
y lo digo así porque cuando se conversa de esto se pueden tener distintos
puntos de vista pero como todo aspecto tiene su criterio racional debe tener
entonces una verdad intrastornable y no hay nada mejor que conocer la verdad
por muy dolorosa que sea. Veamos entonces, ¿Qué
es el chavismo?
Claro está que a finales de los
90´ nace un movimiento político reflejado en una notoria fuerza popular que le
adjudica a Hugo Chávez la victoria presidencial en sus primeras elecciones y
más aún cuando se realiza la reforma constitucional, pero esta aparente alianza
“pueblo-líder” es más por una necesidad colectiva de la nación que por una
convicción personal de Hugo Chávez, aunque ésta última no se descarta en lo más
mínimo y esto es fácil deducirlo pero creo que lo sabemos todos; años tras años
de estafas políticas, mofas y convenientes medidas para exprimir los bolsillos
de los venezolanos nos hizo sentir en esas últimas décadas como asnos haciendo
colas para votar por nuestro próximo decadente gran ladrón de cuello blanco que
se encargaría de coleccionar ceros en sus cuentas extranjeras con sus colegas
partidistas mientras al pueblo debía conformarse con las roñosas sobras y
pésimos tratos como protagonistas de nuestra soberanía. Sin caer en mucho
detalle, esto se resume así y nunca dejó de ser cierto.
Siendo así la fabulosa historia,
no parece increíble pensar que alguien con un buen guión socialista, con
antecedentes político-nacionalistas y que además se arrope con el mayor carisma
que pudo conocer un venezolano con cédula de 4 guarismos, pueda competir contra
una escueta congregación de parásitos políticos y no solo abatirla sino
desacreditarla, preterirla y desmantelarla al máximo posible, pero el asunto no
es que lo hiciera porque se lo merezcan sino porque son peligrosos para su
permanencia.
Cuando el difunto presidente
comenzó su primera campaña, su discurso tenía una estructura muy distinta a lo
que hoy conocemos como tendencia política. No voy a resbalar en la diatriba de
opinar si el discurso era mejor o peor que los siguientes; me conformo con
expresar que era `distinto´ y estoy convencido de que fue así porque necesitaba
adueñarse del coroto, una vez en la silla tendría tiempo de enamorar al pueblo
y tan seguro estuvo que meses después volvió a medirse en elecciones y ganó
desmedidamente, como lo continuó haciendo los siguientes años en ascenso.
¿Pero, qué es lo que realmente
hace al venezolano `pura sangre´ enamorarse de esta figura? ¿Cómo se convierte
una persona que antes fue adeca o copeyana, en chavista? ¿Qué es el chavismo?
Hace unos días leí a un polítólogo llamado Nicmer Evans, reconocido
públicamente como un venezolano chavista, que escribió un párrafo describiendo
el chavismo de la siguiente manera –lo citaré para no romper la ética- me pareció muy ocurrente:
“Ideológicamente
el “Chavismo” ha pasado del “Árbol de las 3 Raíces” a “La Tercera Vía”, el
“Socialismo del Siglo XXI” y en la actualidad se circunscribe en el “Socialismo
Bolivariano”, pero en ningún momento ha dejado de ser “chavista” ya que se
direcciona permanentemente por la conducción del Presidente Chávez”…”El
“Chavismo” es marxista y cristiano, y sin ser contradictorio, se alimenta del
sincretismo latinoamericano, la concepción socialista de Abreu D Lima, y de la
Teología de la Liberación; es moderno y postmoderno; posee en su
caracterización el pensamiento de Bolívar que va desde el pensamiento del
socialismo utópico hasta el pensamiento liberal rousseauniano más radical;
rescata al pensamiento de Mariategui y Ludovico Silva, pero al final termina
siendo profundamente socialdemócrata en una línea más cercana a la de Kaustky y
bastante distante de la Berstein.”
Jaja!, vaya concepto,
pareciera que quiera abarcar tanto que no es un coño pero resulta que sí es.
Ahora bien, el chavismo no puede ser una doctrina política porque una doctrina
como fin de estudio debe estar respaldado y fomentado por una fuerte base,
aspectos firmes y características determinantes que le dan forma racional a
dicha idea o tendencia; dicho esto, bien sabemos que el chavismo no nace de lo
que se predijo, lo que se predijo no se cumplió, lo que se cumplió no fue lo
que se pronosticó, y aunque esto parezca solo un juego de palabras, esto
sucedió así gracias a la improvisación con la que se fueron tomando las
decisiones de un país, donde un presidente decía lo que tenía que decir
maquiavélicamente, para que todos se fueran contentos y no decepcionados; “después
ves cómo resuelves…” por lo tanto, doctrina no es, pero para saber qué era o
es, vamos a recordar y analizar cómo se fecunda dicha pasión por el fulano.
Esta informalidad de
resolver problemas, de escabullirse, típica del venezolano; dejar de vez en
cuando las protocolares normas de alocuciones al país con un gremio de
diputados en frente, saludando a quien se le pasase por la vista, pidiendo
cafecito en una cadena, y relatando sus historias de “la sra. de las empanadas”,
“el día que me dio diarrea en el cuartel”, “cuando pedía prestado para invitar
a una chica”; todo hace una invisible conexión
entre el pueblo y el líder, que
deja más que demostrado que ser quien era estaba al alcance de cualquier
persona del pueblo. Esto no se había visto jamás, lo más cercano que habíamos
tenido a un presidente que se salía de las líneas estiradas del discurso
preparado fue Luis Herrera Campins, cuando sacaba un chocolate en plena cadena.
Esto que hacía Hugo Chávez es parte de lo que el venezolano quiere ver en un
mandatario porque es parte de lo que el venezolano es, y por eso el nuevo presidente Nicolás y el que le siga,
así sea opositor, seguirá con su misma línea de conducta, porque les ha dado
resultados efectivos.
Abordando otro punto, una
actitud de Chávez que hacía vibrar las fibras del resentimiento acumulado en el
venezolano olvidado era la de pararse en frente de un estrado con un cierto
número de diplomáticos extranjeros y quejarse del “Imperio Yankee”, y cuando lo
hacía en televisión nacional era más incisivo ya que tenía menos temor y se
sentía más apadrinado por el aplauso colectivo. Esto también era parte de su
teatro, el pueblo no podía sentirse más complacido de que por fin un mandatario
de nuestro estado le dijera sus cuatro verdades al gobierno norteamericano
mientras ellos aplaudían el soberbio brío que expelía su presidente, pero los
que pensaban con la cualidad del pundonor y el decoro fácilmente decodificaban
esta burla dejando bien claro que no tiene sentido hablar pestilencias de un
gobierno cuyo mayor ingreso de dólares por barriles de crudo es o era, gracias
a ellos. Pero eso no le importaba al espectador oficialista, le importaba el
regocijo que le proporcionaba nuestro mandatario único en su especie, valiente,
soberbio, digno, insigne y reputado… ciertamente muy reputado.
Yo no discuto que los gringos sean buenos o
sean malos, eso sería cuestión de cada quien pero un presidente no puede mostrar
la costura de esa manera sencillamente porque la política está enlazada con la
diplomacia. Eso solo indica que las ganas de querer hacerse famoso aprovechando
su momento en las cámaras eran más que evidente, cruzando los dedos para que
todos en Venezuela pudieran ver cómo amonestaba verbalmente a sus ARCHIENEMIGOS,
sus mayores compradores de petróleo.
Pero si esto les parece infundir
discordia y resentimiento en la población popular, pues el punto que
destacaremos a continuación hará que los gringos sean olvidados fácilmente.
Desde muy temprano, cuando la vida política de
Hugo Chávez recién empezaba a tejerse, luego de haber ganado las elecciones del
99´, distorsionó su libreto de campaña para darle espacio a una herramienta que
no solo alentaría al pueblo, al enterrado y desdeñado pueblo a dar un grito de
batalla a favor de Chávez, que se escucharía en cada región donde hubiere algo
de pobreza, sino que además esa sería posiblemente la base más robusta para
fundar su supuesta tendencia política. Esta herramienta no es nada más que, la
pútrida, roñosa y miserable “burguesía”;
y esa burguesía le ha sido tan útil que aún cuando ya la revolución alcanza sus
16 años, dirigido ahora por este Maduro, siguen utilizando esa herramienta para
casi todo, alternado de vez en cuando con el Imperio, el Capitalismo Salvaje,
una iguana comecables, La Trilogía de Mal o el Monstro de Ramo Verde con sus
planes malévolos de asesinar al señor Nicolás, pues pienso que no haría ninguna
falta ya que con darle un diccionario y empezar a conocer su idioma su cabeza
colapsaría y explotaría dejando rastros de heces fecales por todas partes.
Pero este artilugio no solo era
efectista sino multifuncional, resultaba para inculcar rencor, para adquirir
confianza en el pueblo, para la absoluta y más descarada justificación, para
crear cortinas de humo y por supuesto por la mera necesidad de tener un culpable,
aunque el aspecto más importante fue –en mi opinión- el de sembrar esa ira, esa
tirria al más humilde venezolano de poco poder adquisitivo y de cultura, y que
hasta cualquiera que enlazado con las ideas izquierdistas de Chávez pudo haber
caído en esa manipulación que solo deja veneno en el espíritu de un trabajador,
de un joven, de una señora o un jubilado. Hay que ser congruente de vez en cuando y utilizar eso
que tenemos dentro del cráneo para que no se atrofie.
Preguntémonos, ¿Qué puede tener de
sano o de edificante pervertir la percepción que pueda tener un venezolano por
otro? ¿Para qué tanto empeño en alimentar esa rabia de un simpatizante de
Chávez sobre un opositor de su política? ¿Esta división, esta zozobra más que
infundada, sería realmente un beneficio para algún venezolano? ¿Mejorarían
nuestros salarios por alcanzar niveles de odio? ¿Será que iríamos a algún banco
a canjear ira acumulada por efectivo, o para un mercado por comida? No mis
amigos, eso solo beneficia al gobierno y le da vida a su estrategia divisoria,
y para mi, dividir a un pueblo y provocar enfrentamientos entre ellos es lo más
apátrida que puede existir, porque la patria la hace un pueblo entero no solo
un sector y la DEMOcracia reza que cualquier pendejo que se elija presidente
tiene que gobernarlos a todos sin que la preferencia lo doblegue.
¿Y a qué me refiero cuando explico que
esta situación solo puede beneficiar al gobierno? Básicamente en eso yace “el chavismo” y esta
herramienta fue el mejor vínculo que pudo usar Hugo Chávez para que el 5 de
marzo del 2013 lo despidieran como todo un mesías.
Chávez usaba este principio y con una
mano golpeaba al opulento de clase ricachona y con la otra consolaba al pobre
haciéndolo entender que él era pobre por culpa de todo el mundo menos de él
mismo. Entonces decidió ayudarlo
haciendo promesas, improvisando más que planificando posibles soluciones para
colaborar con una comunidad que necesitaba un aliento de por lo menos una
quincena; y salieron a la batalla innumerables Misiones para ofrecer ciertas
soluciones sociales, que en lo que a mi respecta no todas fueron inútiles pero
algunas solo sirvieron para deformar la ética de un supuesto “socialismo” donde
empezaron a conceder dinero a costillas de no tener trabajo, de ser madre, solo
por ser miembro del Psuv, si odias a Busssh también te damos platica y como
nosotros somos puro amor, armonía, paz, calma y sosiego desde aquí maldecimos
al triple mal parío pueblo de Israel con todo y su combo!! Jajajajaja esas
contradicciones de Chávez eran divertidas… nadie puede negarlo.
Volviendo. El estado que obsequie
dinero como lo describí anteriormente crea parásitos de la economía y el
aspecto más perjudicado en todo esto es el “social” porque la economía no se va
a derrumbar por regalar unos míseros bozales de arepa (en un país petrolero)
pero la estructura social de un país empieza a sentir los alcances de toda esta
propagación parasitaria que afecta desde la familia hasta en una empresa; pero
caemos en lo mismo, ¿Qué necesidad tenía Chávez de “ayudar” a la gente de este
modo? ¿Realmente estaba “ayudando” al hombre de bajos recursos? No, le estaba
ofreciendo un respiro para que se materializara en un posible contribuyente de
su partido, de su causa, en pocas palabras… convertirlo en un voto; y todos los
caminos que llevan a que el Estado erogue dinero expeditamente a la mano del
pueblo solo para buscar el apoyo de sus demandas, arrastrará consigo varias
cosas pero al gobierno solo le importa que arrastre una, “chavistas”, es decir,
votos porque la pobreza sigue existiendo.
¿Pero si todavía no sabemos qué es el
chavismo, cómo sabemos qué es un chavista? Buena pregunta, ya tenemos
suficiente material para descubrirlo. Explicamos más atrás que doctrina
política no es, ni en un millón de años luz… ¿podría ser entonces ligeramente
descrita como una tendencia política? Ligeramente si, pero una tendencia no
marca ninguna diferencia, por ejemplo yo puedo ser de izquierda pero eso no me
hace chavista, así que, resumiendo el conflicto, según mi apreciación el
chavismo no es más que un “sentimiento” que empezó a nacer en el venezolano al
momento de que Chávez corteja al pueblo con los métodos antes contados. Los
venezolanos olvidados durante décadas empezaron a sentirse apreciados en su
discurso, empezaron a escuchar las singulares cadenas de Chávez que en un
principio eran casi a diario, empezaron a escuchar porqué los gringos altos y
rubios eran malos, empezaron a entender porqué ellos eran pobres; escucharon
que los burguesitos representantes de la 4ta. república eran los culpables de
todo lo malo que había ocurrido; entendieron finalmente que el capitalismo era
el método usado por los burgueses para hacer todo lo malo; y entre tantas cosas
que entendieron, por supuesto que también les enseñaron muy bien que la cura de
todo eso era el mismo Hugo Chávez y si eso era así, por añadidura los
adoctrinaron también a creer que de ahí en adelante todo lo que dijera Chávez
debía ser cierto porque en un idilio pueblo-líder debe haber la máxima
confianza, una confianza tan ciega que te permita pensar que sin luz, sin agua,
sin seguridad, con escasez en todos los rubros, en fin, con una calidad de vida
proyectada a la mínima expresión, lo verdaderamente valioso es que LA
REVOLUCIÓN se mantenga en pie, se mantenga más enérgica que nunca!! Para que el
gobierno pueda seguir mejorando nuestra calidad de vida. ¿¿Se ríen?? Es mejor
reír para no llorar. Yo mismo he
escuchado a personas decir “seguiremos comiendo mierda pero la revolución no se
va”, ¿por qué tenemos que comer mierda? No se… eso sería la apreciación de
algunos coprófagos, yo en lo particular pienso diferente; pero el punto es que
si existe esa actitud de algunos venezolanos apoyados en un conformismo insano
es porque definitivamente entre ese pueblo y ese líder -ya aún fallecido- tiene
que haber un rotundo amor, un sentimiento absolutamente ciego.
En ese caso ya
no podemos hablar de partidismo, de movimiento político, de tendencia o de
adeptos, tenemos que hablar de un apego basado en un completo fanatismo que
termina por justificar cualquier decisión por nociva o ridícula que parezca. Como
el hombre que está enamorado de una mujer que le exprime, le irrespeta, le
limita en todo, le trunca su vida, se aprovecha de él y cuando los demás le
dicen que su novia es una loca aprovechada, que despierte, el hombre enamorado
simplemente dice “¡¡estás loco!! ¡¡Esa mujer me ama más que nadie!! Me da todo
lo que yo necesito (está más buena que el carajo), no es la mujer perfecta,
pero estoy seguro que me ama…etc., etc., etc.” Muy poco sabias y conocidas
palabras de un pobre enamorado, a quien le van a quitar la última gota de vida
y luego le van a dar una patada por ese culo.
Asimismo ha ocurrido con este
gobierno, sigue ocurriendo y seguirá por años, tal cual como esa triste
analogía que añadí, solo que en el ejemplo expuesto la mujer está podrida de
buena y en el caso del gobierno tenemos la chequera de PDVSA, la cual paga
todos los antojos que el consorcio gubernamental desee o necesite improvisar para
mantener la llama de este amor encendida y además para mantenerse ellos. La
única situación que nos conlleva a una solución en esta historia son aparatosas
decepciones tras decepciones, desaires y angustias al sector popular apegadas
al modelo social-económico que no sean compensadas con tradicionales dádivas
para calmar a un pueblo hambriento, enfermo, desesperado, atacado, sin empleo,
mientras ellos se siguen chupando las ganancias que produce nuestro petróleo
para sus bienes personales, no porque el pueblo merezca ser golpeado,
angustiado o humillado sino porque ningún pueblo merece que se le tiren
pellejos cuando es dueño de las reservas de petróleo más grandes del planeta
Tierra. Es así… pero a mi parecer esto no va a cambiar nunca, jamás! O por lo menos
mientras los contemporáneos estemos con vida y lo explico a continuación, en el
artículo “La Revolución y su Péndulo de Newton”.
Siendo esto así, el oficialismo se
planteó una ecuación técnicamente perfecta que les permite hacer y deshacer lo
que les da la gana en cualquier aspecto como lo han venido haciendo hasta la
fecha. Pasando por encima de la mínima ética requerida este gobierno ha sido el
padre de la impudicia en descaro y desfachatez, comenzando por el hecho de que
llaman golpistas a unos fulanos opositores cuando el finado Presidente
Galáctico Gigante Súper Ultra Mega Padre de la Revolución y prácticamente Dios,
estuvo durante años planificando un golpe de estado desde las filas de las
Fuerzas Armadas y la maniobra fue ejecutada hacia el fracaso. Después salió Chávez
con su característica “demagogia para tontos” diciendo que eso no fue un golpe,
eso fue una rebelión cívico-militar… por favor, la estupidez hecha frase.
Luego vimos cómo en nuestra cara el
Presidente del CNE Jorge Rodríguez se fue directamente a las columnas del
oficialismo, cuando él debió ser durante años una persona acobijada por la
transparencia de un organismo individual e independiente de cualquier partido
político o me parece que hubiese sido menos feo hacerlo de una forma más
disimulada. Yo no digo que no pueda gozar de una vida política luego de ser
funcionario del CNE pero si lo hicieron de esa forma tan descarada delante de
toda Venezuela, imagínense todo lo que se negoció en la oficina a puerta
cerrada sin que Venezuela los viera, ahí se los dejo…
Sin extendernos mucho en cada punto
podemos agregar la soberanía alimentaria traducida en comida podrida; el
aparato productor de nuestro país transformado en escasez; las hartas
devaluaciones hechas a juro para mantener a nuestra desahuciada economía; tasas
inflacionarias en tiempo record consecuencia de las excesivas y muy malas
decisiones político-económicas; pomposos sueldos y beneficios estrafalarios a
funcionarios públicos y militares mientras que nuestros médicos, docentes y
otras nobles profesiones deben prácticamente mendigar un aumento salarial cuasi
decente; pregonar a los cuatro vientos una supuesta libertad de expresión
cuando han cerrado y censurado a todos los medios que se les ocurra pensar
distinto al gobierno; recortar el cupo de dólares de internet y viajeros para
no afectar nuestra economía cuando en CADIVI se perdieron 20 mil millones de $
misteriosamente; la persecución que viven los políticos opositores de parte del
gobierno cuando en este país la inseguridad es dueña de nuestras vidas; y si de
ahí seguimos podemos exponer muchos casos que hacen trascender a este gobierno
en un modelo cínico basado en la frescura de ser los omnipotentes mandatarios de
nuestra querida y abandonada Venezuela. Estas no son más que pruebas dignas y
fieles de un gobierno contradictorio pero como ya los habíamos apuntado en
párrafos anteriores, todo esto es culpa de la burguesía, de la 4ta, de Leopoldo
López, de las guarimbas, del fenómeno del Niño, del Imperio!! De quien sea
menos del gobierno, aún cuando ellos tienen todos los poderes centralizados y
son los dueños de todas las decisiones que se toman en este país.
En fin, volviendo a la pregunta de inicio. ¿Qué tiene que hacer un presidente con
su país para que lo lloren como si hubiera fallecido un hijo mismo?
Respuesta. Decir y hacer lo que haga falta para que el pueblo se
enamore de él y después de conseguir ese sentimiento debe: mantener al pueblo
ignorante, adoctrinar su juicio, envenenarlo, darle dádivas, justificarlo y volverlo
dependiente de la revolución para que te llore cuando te vayas!
Ryu.