miércoles, 10 de octubre de 2012

Un poco de varias cosas...

En el mundo de hoy la información se difunde a la velocidad de la luz. Esa posibilidad ha permitido que esta generación aprendiera a moverse a un ritmo vertiginoso. Hoy, la información es un bien de consumo, y estar a la vanguardia; una necesidad. Tener lo último en tecnología y estar conectado a todo momento con la noticia es un signo de nuestro tiempo.

No estoy en contra de la posibilidad de viajar al monte Ossa y filmar  a un demonio de Tazmania mientras emite un discurso sobre la incomodidad de vivir a la sombra de su mala publicidad. Y que puedas, claro está, darte el gusto de subirlo de inmediato a la red, y en pocos segundos, compartirlo amablemente con el resto del mundo. Resto del mundo que sin duda contribuirá a convertir el hallazgo en noticia. Hasta allí todo bien. No tiene nada de malo.

De lo que soy detractor (pues lo considero una terrible epidemia) es de esa capacidad virulenta que tienen los medios actuales, de convertir basura en moda y transmitir estupideces como información de primera linea. Lo que critico, es la saturación exagerada, generada por el bombardeo incesante e innecesario de información.

Sin embargo no todo es malo. De todo se puede encontrar según la capacidad e inclinaciones del usuario-consumidor-espectador. Por lo tanto, del mismo modo en que se imponen modas lamentables; también se cuelan otras más interesantes.
Cultura o esnobismo, la buena vida vende, y a todos nos gusta la idea de vivir bien. No es algo nuevo: La buena vida está de moda.
Sin embargo, muchas veces noto una diferencia entre el discurso y la práctica, y me incluyo. Vemos con admiración toda la movida culinaria, moda, etiqueta, decoración, etc... Pero comemos mal, vestimos mal, despreciamos toda etiqueta, y en nuestro día a día, y en general, me atrevo a decir que básicamente:
vivimos mal!
Puesto de otra forma: Pareciera que nos gusta mucho hablar de la buena vida, pero la vemos allá y nosotros acá sin dar el salto necesario para comenzar a disfrutar de ella.
Atención en este punto: No necesariamente, vivir bien, implica tener un ingreso de multimillonario.
Absolutamente todo se puede ajustar a nuestro presupuesto. Tal vez es un tema más de calidad que de cantidad. Pero definitivamente combina aptitud y actitud.
No hay que ser muy ducho o experto en materia de decoración, feng shui o numerología, para apreciar que entre dos espacios, el que esté limpio, ordenado y bien equilibrado nos brindará una mejor experiencia de comfort.
Que, apartando los gustos, una sopa suficientemente caliente es una bendición, y una carne cocida a punto una caricia para el paladar. Así como una ensalada bien fresca o la bebida a temperatura adecuada también la agradecen los sentidos.
Por otra parte, asumiendo que nuestros cuerpos son el vestido del alma. La ropa, que viste al cuerpo (¿superficial o realista?) refleja mucho de lo que somos y por tanto debería ir en concordancia. En este apartado, tener estilo no necesariamente implica vestir de marca. Sino saberse vestir. Apartando lo más posible caer en la frivolidad, un poco de elegancia nunca cae mal.

Sin más preámbulos, entraré en un tema que desde hace algún tiempo me viene seduciendo. Tema que tiene mucho que ver con esto del buen vivir. Viene de la creciente atención que ha recibido el mundo de la vid y del generoso néctar que los Dioses han tenido a bien obsequiarnos: El vino.

Consecuencia, moda, publicidad... No importa! El vino vino y vino para quedarse!
Dice una simpática expresión: El que al mundo vino y no toma vino ¿A qué vino? 
Y sobre este asunto del que tanto hay para aprender y disfrutar, me interesan: La exaltación al disfrute (al deleite de los sentidos) y la invitación a compartirlo. Hacer una pausa, consentirnos y disfrutar acompañados.
Es un hecho, descorchar una botella invita a beberla con alguien. Por lo tanto, este ritual debe ser visto como una fiesta, una celebración. Así sea durante la más cotidiana de las comidas o en una ocasión especial, la experiencia debe hacerse grupal, donde el mínimo son dos personas y el máximo lo pone la disponibilidad de botellas.
En definitiva, compartir, debe ser el ideal. Es el mayor de los placeres y una de las experiencias más importantes que debemos desarrollar si queremos vivir bien.

Por eso, a todos los amantes y entusiastas del buen vivir, los invito a internarse en este maravilloso mundo. Les aseguro que nunca más los dejará ir. Y siempre les hará sentir, que allí donde llegaron, los estaban esperando.

Antes que nada hay que sacudirse los temores, los prejuicios. Entender que la publicidad vende, incita y abruma. Como consumidores somos víctimas de este fenómeno. Para no desesperarse ante una inmensa torre de botellas entre cientos de bodegas y variedades, solo hace falta informarse un poco. Sin duda todo lo que se aprende nos enriquece.
Como en casi todo lo que implica cierta distinción hay presente mucho de esnobismo. Pero está bien, hay que partir de algún punto, y "simular" un poco es un peldaño que se debe pisar hasta llegar a ser verdaderos conocedores.
Solamente tres cosas se deben tener que son imprescindibles: Ojos, Nariz, Boca.
Lo demás se aprende.

Un dato curioso que me causa mucha gracia al recordarlo y que quiero compartir con ustedes es el siguiente:
Probablemente la primera botella relativamente costosa que compré (para una noche romántica) fue un Tinto Reserva, Argentino, de Bodegas Salentein. En ese entonces no tenía idea de que estaba comprando lo que en Francia se conoce como un Borgongne. Que debido a que había sido producido en Mendoza, llevaba el nombre de la variedad, en lugar de la prestigiosa denominación de origen francesa. Sin embargo, tenía alguna idea de que se trataba de un buen vino, puesto que había escuchado en una película una referencia a la delicada uva, de la cual algunos consideran, se extrae el rey de los vinos: La Pinot Noir.

Tiempo después, me tope con este dato curioso en una reseña:
"En el 2004 se estrenó la película  Sideways (Entre copas), en la cual el vino juega un papel importante, y en especial el vino de pinot noir. Como resultado, a raíz de esta película se vio un crecimiento importante del mercado para el pinot noir; las ventas de vinos a base de esta uva crecieron considerablemente en los Estados Unidos durante el 2005, y el mismo fenómeno se vio en países como Nueva Zelanda y hasta en Japón y China."

Si  más no recuerdo, en la fuente original comentaban en cifras, que el incremento en el consumo de esta variedad se disparó alrededor de un 30% después de la proyección de la Película.
Obviamente se trataba de un caso de publicidad indirecta. Cuya estadística yo mismo contribuí a aumentar.

Llego hasta aquí para decirles simplemente: Déjense llevar, más adelante se sorprenderán, tal vez se rían de ustedes mismos, pero sobre todo habrán disfrutado del camino recorrido.

Comparto con todos ustedes un curso gratis de iniciación al vino que pueden tomar, seguir y compartir por medio de la siguiente página:  http://clubamantesdelvino.com/home/curso-gratis-de-iniciacion-al-vino/

Salud!

GM




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